Nuestra realidad está rodeada de datos y plataformas. De esta forma, comenzamos a entender de qué trata este futuro que se nos presenta.
En el último medio siglo el paradigma cambió y el solucionismo tecnológico se encarnó en diversas versiones. Ahora el juego es distinto: el papel de las empresas en crecimiento, es el desarrollo de nuevas tecnologías. Este boom relevante depende de cómo diseñamos las herramientas democráticas. Es lógico que una tecnología que empodera, vincula libremente y facilita el acceso al conocimiento despierte ilusiones de emancipación democrática.
Estamos ante un mundo en el que cada vez más las pymes entienden que la modernización, el uso de nuevas soluciones y plataformas digitales, ya no es una opción, sino una necesidad básica. Como consecuencia, se trata precisamente de poner tecnologías de vanguardia al alcance de todos, ofreciendo a los usuarios prestaciones de calidad adaptadas a sus necesidades y a costes ajustados y, por tanto, hacerla accesible a la gran mayoría.
En conclusión, poner a disposición de las empresas herramientas digitales accesibles, sencillas y seguras, que generen gran valor a las pequeñas empresas, significa que se estará impulsando un sector fundamental para la economía del país. Pero no debemos olvidar que la democratización de la tecnología no deja de ser un gran reto para aquellas compañías que creen en esta opción, y puede llegar a suponer su desaparición o supervivencia.