Uno de los rasgos distintivos de este siglo fue la eclosión de décadas de trabajo en inteligencia artificial, y su conversión en productos y aplicaciones generadas a través de la combinación del machine learning y el deep learning. Desde apps inmersas en la vida cotidiana, hasta engendros casi mágicos y misteriosos como el traductor Pilot, la IA se instaló entre nosotros de un modo inadvertido y profundo.
El aprendizaje profundo (deep learning) es un conjunto de algoritmos en aprendizaje automático (machine learning), que modeliza abstracciones de alto nivel en datos. Se trata de un conjunto de métodos de aprendizaje automático, basados en aprender mediante representaciones de datos.
Rodeados de datos y plataformas, comenzamos a desnudar de qué trata este futuro que se nos presenta. Con nuestros éxitos en IA, sin embargo, viene un aumento en la responsabilidad de considerar las implicaciones sociales del éxito tecnológico y educar a los tomadores de decisiones y el público en general para que puedan planificar teniendolo en cuenta.